Extremadura



Extremadura (Estremaura en extremeño y en castúo) es una comunidad autónoma española, compuesta por dos provincias: Cáceres al norte y Badajoz al sur y situada en el cuadrante suroeste de la península Ibérica. Su capital es Mérida.


Extremadura limita al norte con Castilla y León (provincias de Salamanca y Ávila); al sur, con Andalucía (provincias de Huelva, Sevilla y Córdoba); al este, con Castilla-La Mancha (provincias de Toledo y Ciudad Real); al oeste, con Portugal.


El Día de Extremadura se celebra el 8 de septiembre.





Historia



Prehistoria



Paleolítico inferior: las pruebas de presencia humana más antiguas del actual territorio de Extremadura datan del periodo Paleolítico Inferior. En los yacimientos -en su mayoría superficiales- se han hallado herramientas toscas de cuarcita y, en menor medida, de granito, pero no se han encontrado restos de cadáveres humanos.

La técnica usada para construir las herramientas consistía en golpear la piedra con un percutor de piedra o cuerna hasta conseguir filos, puntas, muescas, hachas, picos...
Los restos más antiguos se corresponden con la fase media del periodo Achelense (hace unos 700000 años).

Los yacimientos más antiguos están cerca de donde hay piedra adecuada para tallar y construir, pues, las herramientas y útiles. Además se encuentran cerca de los ríos y de los grandes afluentes. Las áreas de más concentración de yacimientos del periodo Achelense son: alrededores de Mérida (río Guadiana), río Zújar, pantano de Valdecañas, río Alagón, Jerte y El Sartalejo.

Los instrumentos más destacados de esta época son el bifaz, el hendedor y el pico triédrico.



Paleolítico medio: se han recogido muy pocos restos en esta región. Todos ellos son del periodo Musteriense. Se construyeron con la técnica mediante la cual calculaban el tamaño del instrumento antes de extraer de la piedra matriz un fragmento adecuado al instrumento que pretendían fabricar.
Los útiles más característicos eran las raederas, denticulados y puntas. Todos ellos son menos pesados, menos toscos, construidos con una tecnología más avanzada que los del Paleolítico Inferior.

Los lugares donde se encuentran yacimientos del periodo Musteriense se corresponden con los del periodo Achelense, es decir, cerca de los ríos. Sin embargo, también se han hallado restos en zonas bajas y medias de sierras en Badajoz, lo que evidencia un mayor control territorial, una mayor capacidad de habitar ciertos lugares y conseguir caza, alimento y trabajo en ellos.



Paleolítico superior: durante esta era aparece el Homo sapiens sapiens -el hombre actual- sobre la faz de la Tierra. En esta época fueron hechos los grabados y pinturas de la Cueva de Maltravieso, santuario del arte cuaternario, y de las Minas de Castañar de Ibor. Todas son de estilo Magdaleniense. En la cueva de Maltravieso, se encuentran grabados de la silueta de una cierva, varios triángulos y otras figuras geométricas. Sobre todo se han encontrado más de 30 manos pintadas en negativo y sin dedo meñique la mayoría de ellas.

No se han encontrado restos que sugieran que fuera habitada durante esta época, aunque sí de épocas posteriores, por lo que se puede concluir que era un lugar sagrado, no de habitación.



Neolítico: aunque son muy pocos los datos que se conocen sobre el Epipaleolítico en la actual región de Extremadura, el Neolítico trajo algunas modificaciones en la subsistencia de las comunidades humanas que habitan la región. La más importantes son la introducción de la ganadería y la agricultura, que se incorporan a las actividades de caza y recolección ya existentes. En cuanto a la tecnología se refiere, la incorporación más importante es la de la cerámica que permitirá el almacenamiento de los excedentes agrícolas.

En la actualidad los estudios más recientes consideran que el Neolítico en Extremadura comenzó en la transición del VI al V milenio a.C. Se supera así el concepto de Neolítico Tardío que algunos autores habían empleado, creyendo que la aparición de la agricultura habría sido mucho más tardía en esta zona de España. Del Neolítico Antiguo los yacimientos más representativos son la cueva de la Charneca (Oliva de Mérida), el Cerro de la Horca (Plasenzuela), Cueva de Boquique (Plasencia), la cueva de El Conejar (Cáceres) y Los Barruecos (Malpartida de Cáceres). De este último yacimiento proceden las evidencias de agricultura más antiguas de la región, que fueron datadas a finales del VI milenio a.C. Los indicios de domesticación animal son débiles, pero puede suponerse que la domesticación animal es contemporánea a la introducción de la agricultura. En estos yacimientos se han encontrado cerámicas decoradas, sobre todo la variedad conocida como "Boquique", por haberse documentado por primera vez en esta cueva de Plasencia.

A partir del Neolítico Medio, comienzos del V milenio a.C., se produce la proliferación del megalitismo en la región. Existen pocos poblados conocidos de esta época, tan sólo algunos datos del yacimiento de Los Barruecos. El fenómeno megalítico es en cambio bien conocido, pues existen grandes concentraciones de dólmenes en diversas comarcas de la región. Conjuntos de este tipo de sepulcros megalíticos pueden encontrarse en Valencia de Alcántara, Cedillo, Santiago de Alcántara o Barcarrota, por no citar ejemplares aislados de gran interés como el gran dolmen de Lácara. Aun así hay que decir que este fenómeno tiene una gran perduración en el tiempo, perdurando hasta los inicios de la Edad del Bronce. Los enterramientos de esta fase suelen caracterizarse por microlitos de sílex, cerámicas lisas y algunos ídolos placa.

El Neolítico Final es mejor conocido en las márgenes del Guadiana, con yacimientos como los de Araya o El Lobo , entre otros a los que añadiríamos el de Los Caños de Zafra recientemente. Se desarrolla a partir del 3500 a. C. y sentará las bases para la aparición del Calcolítico, a partir del III milenio a.C. Estos poblados tienen una verdadera vocación agrícola y ganadera. Su situación, próxima a tierras fértiles, suele ser en suaves lomas próximas a cauces de ríos. Las cerámicas se caracterizan por ser prácticamente lisas, con escasas decoraciones y formas simples. La cerámica más indicativa es la "cazuela carenada", que aparece corrientemente en los yacimientos de todo el Suroeste peninsular, demostrando la integración de Extremadura dentro de una dinámica cultural común caracterizada por el incremento demográfico y el afianzamiento, cada vez más claro, de la agricultura y la ganadería. Calcolítico Durante el Calcolítico o Edad de Cobre, las comunidades humanas prehistóricas realizan avances en la explotación agropecuaria del medio, se desarrolla la metalurgia con el inicio de la transformación del cobre hacia el III milenio a.C en Castillejo.7 Se produce un desarrollo de la complejidad social tanto estructural como ideológicamente: hay desigualdad de roles y de bienes.



Calcolítico: durante el Calcolítico o Edad de Cobre, las comunidades humanas prehistóricas realizan avances en la explotación agropecuaria del medio, se desarrolla la metalurgia con el inicio de la transformación del cobre hacia el III milenio a.C en Castillejo.

Se produce un desarrollo de la complejidad social tanto estructural como ideológicamente: hay desigualdad de roles y de bienes. 



Extremadura prerromana

Entre los pueblos prerromanos más importantes que habitaron Extremadura se encontraron los Vettones (Vettoni), que habitaron las actuales provincias de Cáceres (norte) y Salamanca, la provincia de Ávila y parte de la de Toledo. Los lusitanos (Lusitani), (los más arquetípicos de Extremadura), que se extendían por casi la totalidad de la actual Extremadura y centro de Portugal, pueblos pastores dedicado al pillaje y la guerra, cabe destacar la imagen del líder lusitano Viriato y la resistencia férrea frente a los romanos. Situados al sur, próximos al Guadalquivir, se encontraban los célticos (Celtici), eran principalmente urbanos y ofrecieron poca resistencia a las tropas romanas, por lo que no fueron obstáculo para el avance de éstas.



Extremadura romana

La tierra de esta confederación lusitana sufrió una Romanización completa y profunda. El grado de romanización alcanzado y la extensión de la provincia Ulterior aconsejaban un gobierno aparte, constituyéndose la Lusitania en provincia aparte en tiempos de Augusto (s. II a C.). La provincia de Lusitania acogía gran parte de Extremadura, y Portugal central. Se construyeron numerosas vías de comunicación (calzadas), grandes urbes, destacando Emerita Augusta, fundada en el 25 a. C., ciudad muy significativa en el Imperio Romano y capital de Lusitania, una de las provincias en que se dividió definitivamente la Península Ibérica y un aspecto importantísimo fue la adopción de la lengua del Imperio, base de todos las futuros Romances Peninsulares.

La capital de la provincia de Lusitania, Emerita Augusta, se convirtió pronto en una ciudad rica y brillante, que en nada tenía que envidiar a las otras dos capitales de provincia hispanas, Tarraco y Corduba. Tenía una amplia y cuidada red de comunicaciones que la cruzaban para enlazarla con las restantes capitales de provincia y con otras ciudades; así, la Ruta de la Plata unía Asturias con Emerita y con Itálica; otras rutas conducían a Corduba; otras a Olisipo, a Conimbriga, pasando por el famoso puente de Alcántara. Mérida canalizó el comercio y la vida de la provincia hacia Roma, norte de África y Grecia. No cabe duda que se alcanzó un alto grado de bienestar. Esto lo demuestra el circo de Mérida, capaz de acoger a 30.000 espectadores. Se estima que su población llegó a superar los 50.000 habitantes en época romana. Fue la 9ª ciudad más importante de su época en todo el Imperio Romano, incluso más que Atenas. Vespasiano dio otro paso en la romanización al conceder el derecho de ciudadanía latina a todos los habitantes de la península ibérica, facilitando de este modo el que los hispanos pudieran acceder a un cargo público. En el s. III d. C. comenzaron los problemas. Bandas germánicas, constituidas por bárbaros, saquearon la provincia a su paso. Ello aconsejó fortificar las ciudades; de este tiempo datan las murallas de Mérida, Coria y Cáceres. El temido peligro llegaría en el s. V, dejando a la provincia abandonada y en ruinas. La ciudad de Castra Cecilia se extinguió. Otras, como Augustobriga, Cáparra y Iulipa cayeron en el olvido, a pesar de quedar en pie formidables monumentos. La Lusitania fue invadida primero por los alanos y después por los suevos. Con ellos entramos en época visigoda.



Edad Media

Con la llegada de los sarracenos la Lusitania visigótica pasa a llamarse Reino Taifas de Badajoz. En Extremadura se conservan numerosas huellas del periodo musulmán de más de 500 años en la zona, hasta 1248. Por destacar algunos de los existentes se puede citar la Alcazaba de Badajoz, los restos de la fortaleza de Alange, la Alcazaba de Mérida, el Aljibe de Cáceres, el castillo de Trujillo, y en Galisteo las murallas de la época almohade a base de piedras de río. En 1009 se crea el Reino de Taifas de Badajoz que recuerda geográficamente a la Lusitania y que diversos autores cosideran como último periodo del ciclo lusitano. La taifa de Badajoz fue una de las más extensas y poderosas de la península, llegando a tener una extensión mayor al área actual de la región extremeña. En este período se abre un apasionante periodo de intrigas, luchas y pactos con los reyes de Sevilla, Toledo, Córdoba... además de con los monarcas cristianos.

La Reconquista de lo que actualmente es Extremadura (parte oriental del reino Taifas de Badajoz) se lo disputan el reino de Portugal con el rey Alfonso Enrique con la ayuda del guerrero Geraldo geraldes conocido como Geraldo "sem pavor" y el Reino de León con el Rey Fernando II, definitivamente la conquista la lleva a cabo principalmente el Reino de León, en su segunda etapa como reino independiente (1.072-1.230). Primero fue Fernando II de León en 1.169 y después Alfonso VIII de León (incluido en el orden dinástico español como Alfonso IX) en 1.229 quienes tomaron Cáceres. Ya en 1.213, el propio Alfonso VIII de León había tomado Alcántara.A Ésta ciudad la convirtió en la sede de la Orden Militar de San Julián de Pereiro, posteriormente llamada Orden de Alcántara. Alfonso VIII de León llevó a cabo también la conquista de Mérida- muy importante para los monarcas leoneses por ser sede episcopal de un obispado visigodo, lo cual lo encadenaba a la antigua tradición eclesiástica mozárabe-y Badajoz sería reconquistada por Alfonso IX de León el 19 de marzo de 1230.

Por su parte la corona de Castilla también avanzó en la reconquista y en el año 1186 el rey Alfonso VIII de Castilla funda la ciudad de Plasencia sobre un asentamiento anterior, para así garantizar y asegurar la posesión de gredos y del Valle del Jerte. Se establece la Vía de la Plata como frontera entre los reinos de León y Castilla.

Es de resaltar que durante esta época convivieron pacíficamente Islam, Judaísmo y Cristianismo, llamadas las tres culturas, hasta que los Reyes Católicos, después de finalizar la llamada Reconquista decretaron la conversión al Cristianismo o expulsión de todo individuo judío o musulmán que no aceptara la nueva doctrina oficial.La parte occidental del Reino Taifas de Badajoz fue reconquistada por Enrique de Borgoña, el cual recibió el Condado portucalense (Oporto y tierras circundantes),con el título de "Conde de Portus Cale". Este condado se convertiría en un reino independiente años después y comenzaría su expansión hacia el sur hasta llegar a Faro.

En el siglo XIV se produce la aparición de la Virgen de Guadalupe.



Siglos XV y XVI

Un rasgo característico de la región fue la emigración masiva a América. Muchos de los emigrantes fueron hombres en busca de la fortuna y fama que España ya no podía ofrecer tras la caída del Granada en 1492, el mismo año que se descubrió América. Entre los conquistadores que llegaron a América, destacan varios extremeños como Hernán Cortés, conquistador de México; Francisco Pizarro quien anexó los territorios Incaicos al Reino de España y Pedro de Valdivia conquistador de Chile que bautizó como Nueva Extremadura, cuya capital sería Santiago de Nueva Extremadura.

Uno de los acontecimientos determinantes de la historia moderna de Extremadura se produce en 1580, con la unión de los Imperios de España y Portugal. Las dos superpotencias de la época se unen bajo una misma corona. Extremadura está a similar distancia entre Madrid y Lisboa, las capitales de los dos Imperios, por lo que ciudades como Badajoz viven una época de esplendor, que quedará dolorosamente truncada con la llamada Guerra de Restauración portuguesa, que supuso la definitiva separación de ambos Reinos y que marcó la decadencia de Extremadura en los siglos posteriores.



Siglos XVII y XVIII

La guerra de 1640 fue el inicio de una sucesión trágica de guerras devastadoras para Extremadura que no acabó hasta la finalización de las guerras napoleónicas, ya en el siglo XIX.
La guerra menos referida en los libros escolares españoles, la llamada Guerra de Restauración portuguesa (Guerra da Restauração, en portugués) mantenida con Portugal desde 1640 hasta 1668, transformó a Extremadura de una manera determinante y marcó su destino hasta tiempos muy recientes.

La prepotencia de la nobleza española trató a Portugal, su vasto imperio, su singular cultura y su importancia naval y comercial, como un territorio más de un imperio por otra parte difícilmente gobernable en muchos aspectos, por lo complejo y extenso, durante el periodo en el que Portugal formó parte de la Monarquía Hispánica (1580 - 1640), desde el reinado de Felipe II, hasta el de Felipe IV.

Analizada desde la perspectiva de sus consecuencias, especialmente para Extremadura, fue sin duda una de los peores servicios hechos a la historia de España, por unos gobernantes que les falto la altura de miras para entender el poder y la influencia que podría haber alcanzado aquel imperio, si esa unión dinástica hubiera tenido más éxito que el que tuvo.
La guerra con Portugal transformó las ciudades y los pueblos extremeños de una manera notable. Se produjo una gran despoblación y un gran abandono de tierras de labor. Las continuas escaramuzas por la frontera y el asentamiento casi durante treinta años de los soldados en las poblaciones extremeñas, provocó una crisis que se acrecentó tras el final de la guerra, al convertirse este territorio de nuevo en la "Extremadura". Otra vez territorio de frontera, con un imperio muy poderoso y con una gran carga de recelo tras el largo período de hostilidades.

En 1653 la ciudad de Plasencia decide recuperar el voto en Cortes que durante la Edad Media había tenido y comprarlo por valor de 80.000 ducados. Para ello propone una alianza a las ciudades de Badajoz, Mérida y Trujillo y a las villas de Cáceres y Alcántara para comprar conjuntamente dicho voto y conformar de este modo la provincia de Extremadura. Es pues en este momento cuando surge Extremadura como entidad política, a la que posteriormente se unirían otras localidades y la provincia de León de la Orden de Santiago.
No habían pasado treinta y cinco años del final de la guerra con Portugal y España se ve envuelta en la Guerra de Sucesión Española (1702-1713), que acaba de arruinar Extremadura, con la práctica destrucción de Badajoz a manos austriacas y la destrucción de los pueblos del valle del Tajo y del Guadiana. A efectos transfronterizos, es una nueva guerra con Portugal, que viene a abrir aún más la brecha que separa ambos países. Buena prueba de ello es la destrucción por parte de los españoles, de Puente Ajuda en 1709, cuyas ruinas han sido durante siglos, la expresión material de desencuentro ibérico.

Durante la Guerra de la Independencia Española (1808-1814, Extremadura registra un nuevo periodo de convulsiones y penurias al estar situada en la encrucijada estratégica por la que pugnan las tropas ocupantes francesas y las nacionales, ayudadas por el ejercito ingles al mando del Duque de Wellington. Durante este periodo, la guerra y las hambrunas contribuyen aún más a la despoblación de la región. A modo de ejemplo, durante el verano 1809 se produce en la localidad de Hoyos el vil asesinato de Juan Álvarez de Castro, Obispo de Coria a manos de las tropas francesas mandadas por el Mariscal Soult.



Siglo XX

La segunda mitad del siglo XX estuvo marcado por la sangría demográfica en la región. Se calcula que más de 800.000 personas abandonaron Extremadura para buscar una mayor prosperidad en otras regiones españolas, como País Vasco, Madrid o Cataluña, y en otros países, como Francia, Alemania u Holanda. 


Fuente: es.wikipedia.org